articulo escrito por:
*Manuel
Sutherland
Centro de Investigación y Formación
Obrera (CIFO_ALEM)
La situación de abastecimiento de mercancías en Venezuela es grave. Largas
filas se realizan para la adquisición de productos que generalmente eran
abundantes. Otras mercancías como autos, motos, repuestos, maquinaria etc.,
brillan por su ausencia. La escasez de las mismas impulsa una continua subida
de precios, contrabando y un feroz mercado paralelo de divisas y mercaderías. ¿Por
qué? Muchas personas consideran que esos problemas devienen de la falta de
venta de divisas a los empresarios. Según esta teoría la escasez se debe a que
no hay divisas para importar o que éstas llegan demasiado tarde. La disminución
del 60 % del precio del petróleo le aporta más alas a la teoría de la
“insuficiencia de dólares”. Por otra parte, existe la filosofía de la “guerra
económica”, especie de conspiración novelística en la cual todos los
empresarios del país (chavistas y antichavistas) y empresas estatales (presumiblemente
infiltradas por la CIA) realizan una conjura malévola que consiste en dejar de
vender las mercancías adrede, aun teniendo los inventarios más repletos que
nunca.
El fragmento de la investigación que presentamos, intenta
demostrar que la teoría de la escasez de divisas y la hipótesis de la “guerra
económica medicinal” son incorrectas. De tal forma, enfocándonos en el caso
específico de la importación de fármacos, se quiere mostrar que medidas como:
agilizar los trámites para las importaciones, controlar las guías de
distribución y dejar de exigir algunos documentos para importar, parecen ir al
contrario de las soluciones concretas que amerita un flagelo que diluye el
salario a gran velocidad.
La fuerte escasez de fármacos
en farmacias, clínicas y hospitales
“La escasez de medicinas va camino a 60%, (…) es grave cuando el Estado
venezolano a través del Banco Central de Venezuela –BCV- (reconoce que) las fallas estaban en 50%.”[i]
Federación Farmacéutica de Venezuela
“La escasez de medicamentos es de casi el 70%. (…) El problema es que mientras las divisas no se
liquiden de forma planificada, programada y sistemática tendremos problemas
abastecimientos.”[ii]
Colegio de Farmacéuticos
Tanto la patronal de fármacos como el sindicato de farmacéuticos y el
BCV, coinciden en que la escasez de medicinas es alarmante. No sólo se trata de
la nula variedad de medicamentos, se trata en muchos casos de una ausencia
absoluta de determinados remedios. La cruda inexistencia de los mismos pone al
borde de la muerte o empeora la salud a miles de personas. Ni hablar de las millones
de horas/hombre que pudiendo ser empleadas en labores productivas, se
desperdician en interminables colas al frente de las farmacias. Esta es una
situación muy negativa que no puede palearse con medidas gubernamentales como
la creación sistema único de guías para el control de la distribución de medicinas.
La exigencia de la burguesía farmacéutica es clara: agilicen y aumenten
la entrega de divisas preferenciales (a Bs. 6,3 por dólar, cuando el dólar se
cotiza a casi 30 veces ese valor) a las empresas importadoras o fabricantes del
rubro. Según ellos todo se soluciona aflojando la chequera. El gobierno también
parece pensar más o menos lo mismo cuando se sienta a discutir con los
mercaderes de la salud. En cada reunión recalcan que en el 2014 con todo y la
baja del precio del petróleo, a las empresas farmacéuticas se les había
liquidado más de 2500 millones de dólares en los primeros tres trimestres. Todo
parece un asunto de dinero. Sin embargo, no es así.
La realidad: la importación
total (1998-2013) de medicinas ha aumentado casi 14 veces
Lejos de una extraña “sequía” de divisas, la pertinaz realidad muestra
que las importaciones nacionales de fármacos han crecido en 1345 %, en apenas
15 años. Ese aumento sideral en la importación nacional sumada con la
producción interna de medicamentos que se ha al menos mantenido (debido a que
buena la parte de la importación son insumos para las fábricas de medicinas) ha
debido verse reflejada en los anaqueles con un aumento exponencial de la
variedad y cantidad de fármacos disponibles. Dicho impulso de la oferta, debió disminuir
los precios de los fármacos. Precisamente sucedió exactamente lo contrario. Las
medicinas que deberían pulular en los estantes, simplemente no existen.
La importación total de medicinas alcanzó la grotesca cifra de 3.200
millones de dólares (2013), cuando en 1998 apenas fue 222 millones de dólares.
Con 222 millones de dólares se satisfacía la totalidad del mercado local y no
había escasez de medicinas. Con un aumento de casi 14 veces en la importación,
es inadmisible que se suceda un desabastecimiento tan marcado. En el gráfico
uno vemos la evolución (por así decirlo) del gasto en la importación de
fármacos.
Gráfico 1: Importación de
productos farmacéuticos
La cantidad (en kilogramos) de
medicinas importadas disminuyó en un 75 % (2003-2013)
Un pingue aumento en la importación de medicinas debe reflejarse en un
incremento similar en las cantidades que de dicho rubro que ingresan al país.
Si alguien se le ocurre argumentar que el precio de las medicinas ha crecido en
alta proporción, debería saber que los países que nos venden medicinas: EEUU,
Alemania, Suiza etc., tienen una inflación acumulada muy baja en el período de
estudio que trabajamos. Por ende, el aumento del precio de las mercancías en magnitudes bajas, no explica el
aumento de 1345 % en la importación de las mismas. La expansión de la cantidad
de mercancías importadas no se dio en ningún momento, sino que el aumento de
casi catorce veces en la importación (medida en dólares) se vio correlacionado
con un descenso de 75 % en la cantidad de kilogramos de mercancías que
ingresaron al país. Este hecho concreto, o mejor dicho, este fraude descarnado,
se plasma a continuación en el gráfico dos y en la tabla dos.
Gráfico 2: Importaciones
físicas de fármacos y su costo
Tabla 2: Relación cuantitativa
entre la importación de fármacos y su peso en kilos
Observemos el gráfico dos. Partiendo del año 2003, inicio del necesario
control de cambio, las importaciones físicas rondaban los 200 millones de kilos
(barra azul) y nos costaban alrededor de 400 millones de dólares (barra roja).
Entre ambas variables se establecía una relación que equivalía a: 1,96 dólares por
cada kilo de fármacos. De dicha concordancia, se saltó a una proporción de
intercambio treinta veces más negativa para el país, a la sazón: 61,24 dólares
nos costó en 2012 un kilo de fármacos (véase tabla dos). Es evidente que el
precio de los fármacos no creció treinta (30) veces. Lo que salta a la vista es
que las mercancías no llegaron en la cantidad que debían hacerlo y que en la importación
hay una gigantesca sobrefacturación con la intención de apropiarse del dólares
preferencial, que es vendido a las transnacionales con un precio muy por debajo
de la cotización del dólar paralelo. La obtención del dólar preferencial, su
posterior fuga (como repatriación de capitales) o su inserción al mercado
paralelo garantiza ganancias mucho más elevadas que las que se podrían captar
vendiendo las medicinas en el mercado local.
El fraude de proporciones estratosféricas que estamos presentando,
desmonta la fementida tesis de la “escasez de dólares y hace axiomático que
aumentos sostenidos en las divisas preferenciales entregadas por el gobierno,
no se corresponden con incrementos en la disponibilidad de medicamentos.
Facilitar y agilizar la entrega de divisas a la burguesía dedicada al “negocio
de la enfermedad”, no hace más que
agilizar y facilitar un fraude dantesco que deriva en una voraz fuga de
capitales.
¿Son empresas de maletín las
que fugan las divisas falsamente empleadas en medicinas?
Analizando las estadísticas del extinto CADIVI, podemos notar que al
sector de la farmacéutica se le ha aprobado la bicoca de 11.534 millones de
dólares (2004-2012). Dicho monto equivale a la construcción de cuatro enormes
siderúrgicas como SIDOR, o a la elaboración de ocho puentes sobre el río
Orinoco, un verdadero dislate si lo comparamos con el pobrísimo abastecimiento
de medicinas en el país.
De las 100 empresas que más recibieron divisas preferenciales, 16 están
en el rubro farmacéutico y el 100% de esas empresas son grandes consorcios
multinacionales, es decir, acá no hay empresas fantasmas o de maletín. En la
tabla tres, extraída textualmente del trabajo de Luís Galvazut[iii],
se muestran que las nueve (9) empresas del rubro que más solicitaron divisas a
CADIVI, representan el 25% de la lista de las primeras 36 empresas. Claramente
se observa que es un rubro bastante privilegiado.
Tabla 3: Las nueves empresas farmacéuticas que más recibieron dólares
preferenciales
El fraude que todos conocen y
que el gobierno no quiere erradicar
"Las medicinas están llegando al país, pero son desviadas (por
contrabando) a Colombia y por eso no llegan a los centros donde tiene que
llegar."[iv]
Nancy Pérez, Ministra de Salud
“(…) los ilícitos cometidos consistieron en la realización de
“importaciones fraudulentas”, hubo involucrados tanto funcionarios públicos
como particulares.” [v]
Jesús Montilla, Diputado y Vicepresidente de la Comisión de Contraloría
de la AN
“(…) muchos de los dólares fueron sacados del país sin importar nada con
ellos, o se importó mercancía que fue sobrevalorada, mediante el muy conocido fraude
de la “sobrefacturación.”[vi]
Rodríguez Torres, (ex)Ministro de Interior y Justicia
“El Ministerio Público adelanta
en lo que va de año 2.272 investigaciones por adquisición fraudulenta de
divisas. (…) En esas investigaciones están involucradas 1.490 personas”[vii]
Luisa Ortega Díaz, Fiscal General de la
Repúblic
En las conferencias y talleres que hemos realizado sobre el tema:
comercio exterior y fuga de capitales, muchos suelen preguntar: ¿El gobierno de Venezuela
sabe de esta acción? Mi respuesta es: SI. El gobierno bolivariano en repetidas
ocasiones ha denunciado esta práctica intitulándola como: CADIVISMO. Los más
altos funcionarios la vocean a todo gaznate en eventos públicos, sin embargo, luego
de manifestar esta situación, siguen con frases de este tenor: “Hay que
agilizar y facilitarte a los empresarios el suministro más eficiente de divisas
(¡!).” Lejos de ser un caso de aguda esquizofrenia o de la clínicamente novel:
delusión patológica; es más que obvio que:
1. Se inventa la teoría de las “empresas de maletín” que a lo sumo acceden
al 10 % de las divisas, para exculpar a grandes transnacionales implicadas en
la gran mayoría de los casos. Es más fácil enjuiciar a Juan Bimba Medicamentos
C.A. que a Procter & Gamble (P&G).
2. Hay funcionarios estatales de “renombre” que están implicados hasta
el tuétano en las grandes estafas acaecidas en el ámbito de las medicinas. Hay
intención de proteger sus nombres.
3. Se teme atacar a las transnacionales implicadas en este hecho, por la
presión internacional que capitales de ese grado de acumulación pudieran
ejercer desde “sus” gobiernos.
4. Desde el gobierno calculan que un posible cierre de grandes empresas
fraudulentas podría agudizar en el corto plazo los problemas de abastecimiento.
Nacionalización del
comercio exterior y construcción de una industria farmacéutica nacional
Desde hace cuatro (4) años venimos explicando que la única forma de
detener la hemorragia de divisas que nos arruina[viii],
devalúa la moneda y genera escasez e inflación, es crear una Central Estatal
Única de Importaciones (CEUI)[ix]
que arrebate de la esfera especulativa y fraudulenta, las divisas que la clase
capitalista usa para “exportar” y “privatizar” la renta petrolera. De ahí
deviene la centralidad de los problemas económicos que nos aquejan (no de la fantasiosa
y absurda teoría de la guerra económica), ahí está el lecho de Procusto
donde la clase capitalista expolia al proletariado.
La nacionalización bajo un sistema novedoso que simule a un e-comerce
como Amazon.com, pudiera permitir y facilitar la auditoria profunda y eficaz
sobre las importaciones que en el país se realizan y dejar en manos del
proletariado la capacidad para que él mismo importe directamente las mercancías
que requiere. Lo anterior debe maridarse con la construcción de una gran
industria farmacéutica nacional que use: economías a escala, última tecnología
y organización científica del trabajo. Con ello se puede dar un salto
cualitativo en el abastecimiento de medicinas y se podría reducir de manera
drástica el precio de las mismas.
Mientras continúe el control de cambio (necesario para evitar un
aumento de la sideral fuga de capitales) va a haber un voraz fraude cambiario
en su modalidad fraude importador. La burguesía se comporta con total
normalidad ante la situación que se le presenta. Realiza las máximas ganancias
posibles en el menor tiempo. Aunque lo haga de manera ruin y fraudulenta, esa
es su forma de acumular capital en circunstancias como esta. No hay ninguna
manera de controlar o regular este comportamiento. Hacer la revolución no es
controlar ni regular la actividad fraudulenta de la clase explotadora.
La
revolución socialista implica destruir de raíz la actividad “productiva” de la
clase capitalista y dejar en manos de la clase obrera centralmente organizada,
la dirección de la producción y distribución de las mercancías. Lo demás es
pura demagogia.
Centro de Investigación y Formación
Obrera (CIFO_ALEM)
twitter@alemcifo
Ccs. 04/02/2015
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