Los artefactos sociales, desde el matrimonio hasta la ONU,
funcionan con documentos escritos a través de los cuales plasman su
inicio, propósito, objetivos, constitución, valores, reglas, miembros
que los integran, condiciones de participación, condiciones de validez y
mecanismo de extinción, entre otras tantas características. Bajo la
noción de artefacto podemos identificar con facilidad, cuando estamos
ante la presencia de una elaboración de orden social, organizada,
reconocida y de interés para dos o más personas. Desde el Acta de
Matrimonio hasta los Tratados que dan origen a complejas organizaciones
internacionales, pasando por Juntas de Condominio, Actas Constitutivas
de empresas y Constituciones Nacionales, toda organización social, en
tanto Artefacto, tiene algún documento que marca las bases de su
existencia jurídica. Luego, los artífices son a los artefactos, lo que
para un tablero de ajedrez son los jugadores, es decir, cada persona
tiene un papel que jugar dentro del artefacto o en relación con él. Así
tenemos que una misma persona, puede tener múltiples roles, de acuerdo
al artefacto social al que hagamos referencia, por ejemplo, se puede ser
a la vez esposo, padre, miembro de una Junta de Condominio,
contribuyente de impuestos nacionales, dueño de un inmueble, trabajador,
profesional, miembro de un grupo de interés, etc. En cada artefacto se
es un artífice distinto, con diferentes funciones y obligaciones,
derechos y deberes, capacidades y privilegios.
Dentro de los
documentos que dan vida a cualquier artefacto, se encuentran el método y
estilo con los que se conducen sus miembros, es decir, la manera en que
se disponen los medios para acometer los fines organizacionales. De
modo que existen unos objetivos declarados y unos medios para
alcanzarlos que constituyen la organización en sí. Al proceso para
generar las reglas con que estos medios se disponen para el logro de los
objetivos de la organización, se le llama Planificación. Al proceso
para ejecutar los planificado se le llama Gestión. De manera que Ud
gestiona lo planificado de acuerdo a las reglas que estableció en su
documento fundacional para alcanzar los objetivos que se trazó desde un
principio.
Con estas bases diremos ahora, que la importancia de
una constitución para un país es de orden superior, puesto que es allí
donde se definen los aspectos primarios que constituyen la vida
nacional, en la perspectiva del interés general de sus miembros, y de
estos respecto a otras naciones. Este orden superior puede ser producto
de la elaboración social de sus miembros, como lo es en Venezuela desde
1999 y ahora, con el llamado a conformar la Asamblea Nacional
Constituyente. A este modelo político se le llama Democracia
Participativa y Protagónica. Por otra parte, el orden superior al que
hacemos referencia, también puede ser producto de un pacto entre grupos
de poder de diferente índole, como lo es en la mayoría de los países
sometidos al coloniaje o al terrorismo de Estado, donde los sujetos se
entienden incapaces políticamente para darse su propio gobierno y son
representados por otros supuestamente más capaces. A este modelo
político se le llama Democracia Representativa. La calidad social de la
conformación del Estado a través de una amplia participación social de
sus nacionales, en tanto sujetos políticamente hábiles que ejercen el
poder en forma directa, es muy distinta y mucho más elevada que aquella
donde estos sujetos son simplemente representados por otros, cuyos
intereses de clase, normalmente se colocan por encima de los intereses
generales. Por ello, la garantía de bienestar de las grandes mayorías,
nunca está en los propósitos declarados y mucho menos en los
practicados, por las élites gobernantes de la mayoría de los países que
se autodenominan democráticos. El valor que reviste la sola convocatoria
al Poder Constituyente, el verdadero poder originario, ejercido por el
pueblo, es un acto del más elevado calibre democrático, razón por la
cual, banalizar, desvirtuar u obstruirle mediante la violencia es un
acto antidemocrático y profundamente destructivo, destinado a infundir
un terrorismo político que amenace al pueblo lo suficiente para inhibir
la participación política y dejar en manos de minorías organizadas, lo
que es de todos y lo que más interesa a las masas.
El ejercicio
del terrorismo político ha logrado legitimar a través de una
participación incipiente y minoritaria, los intereses de las élites.
Este es el caso del reciente proceso electoral en Colombia mediante el
cual unos 6.4 millones de electores dijeron NO A LA PAZ, frente a 6.2
millones que dijeron SI A LA PAZ, mientras 22 millones callaron o fueron
callados. A esos 22 millones de electores se les inhibe de participar
políticamente mediante múltiples mecanismos para mantenerlos apáticos,
aterrorizados, desmovilizados, desinformados, totalmente ajenos al
ejercicio de participación democrática, cediendo forzosamente su
derecho para que una minoría organizada, siga controlando el poder. El
proceso de paz en Colombia es controlado para hacer de él, un mecanismo
de legitimación de las élites y no un proceso democrático. Esta amenaza
regional, tiene todo que ver con el avance de los poderes fácticos sobre
nuestros pueblos, tiene todo que ver con la dominación como única vía
de relacionamiento político que plantea el capital en detrimento de la
diversidad política, económica y social mundial, ahora sometida a un
proceso de balcanización, donde el origen de los conflictos nacionales
se identifica con el origen del conflicto internacional.
En
Venezuela,la expresión del conflicto internacional se expresa a través
de la guerra y el control del sistema económico. La oportunidad de
transformar esta realidad, pasa por transformar las bases constituyentes
del sistema económico, ya no el que está plasmado en la Constitución,
puesto que es una tarea avanzada por la Asamblea Nacional Constituyente
de 1999, sino las que permanecen agazapadas, silenciosas e intactas en
el resto de los elementos del sistema de distribución de la riqueza
productiva de la Nación Venezolana, vale decir, de una de las naciones
más ricas del mundo. Aquello que la Revolución Bolivariana no ha tocado
todavía, aquello que permanece vigente y que no responde al interés
general, sino que es el pesado arrastre del sistema imperante, debe ser
transformado de raíz, debe ser sustituido por los nuevos diseños
económicos, productivos, distributivos, financieros, generadores,
alternativos al capitalismo. La ocasión de convocatoria a la ANC es la
oportunidad histórica de completar la tarea iniciada en la hora de
nuestra independencia, seguida en la hora de nuestra declaración de
soberanía y representada en el Proyecto Bolivariano. Es la oportunidad
del ciudadano de a pie, de plantearse desde la esfera de su accionar
político, una postura de clase y un nuevo diseño de relación con el
mundo. Es la oportunidad que tiene usted y que tengo yo, de cambiar
aquello que nos toca la piel desde las normativas más elementales hasta
los tratados internacionales. Acceda a conocer lo que estos instrumentos
significan para su vida y para las generaciones futuras y no pierda la
oportunidad de hacer suya la historia. El Presidente Maduro, abrió la
puerta. No permita que se banalice la discusión, haga valer sus sueños,
sus aspiraciones, sus derechos los de sus hijos, exija la solución a los
problemas más profundos, exija que se discuta lo verdaderamente
importante. No permita que lo aterroricen y lo encierren en su casa para
no participar, ejerza su derecho y su deber de corresponsabilidad ante
el país, apodérese de esta herramienta que la historia generó para darle
vida a la humanidad consciente y cada vez mas numerosa que apunta a la
justicia, la equidad, a los grandes valores humanos y a la felicidad de
los pueblos.
Hay un peligro latente en este proceso, y es el
peligro de atropellar con la tiranía de lo urgente, a lo verdaderamente
importante y trascendente que es transformar la estructura económica
desde su mismo diseño.
Hay peligro en dejar fuera de la discusión, a
los enemigos silenciosos que están en las normas inferiores que no
guardan correspondencia con la Constitución. Hay peligro en no revisar,
desconocer y/o denunciar los tratados internacionales que mantienen y
perpetúan unas relaciones basadas en la violencia desde el lenguaje de
la deuda.
Pero por encima de estos peligros, hay una oportunidad, no la
deje pasar. Participe
Marianny Rosado Prieto
Contactos:
mariannyrosado@gmail.com
@mariannyrosado en twitter