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martes, 27 de junio de 2017

LOS ARTEFACTOS SOCIALES




Los artefactos sociales,  desde el matrimonio hasta la ONU, funcionan con documentos escritos a través de los cuales plasman su inicio, propósito, objetivos, constitución, valores, reglas, miembros que los integran, condiciones de participación, condiciones de validez y mecanismo de extinción, entre otras tantas características. Bajo la noción de artefacto podemos identificar con facilidad, cuando estamos ante la presencia de una elaboración de orden social, organizada, reconocida y de interés para dos o más personas. Desde el Acta de Matrimonio hasta los Tratados que dan origen a complejas organizaciones internacionales, pasando por Juntas de Condominio, Actas Constitutivas de empresas y Constituciones Nacionales, toda organización social, en tanto Artefacto, tiene algún documento que marca las bases de su existencia jurídica. Luego, los artífices son a los artefactos, lo que para un tablero de ajedrez son los jugadores, es decir, cada persona tiene un papel que jugar dentro del artefacto o en relación con él. Así tenemos que una misma persona, puede tener múltiples roles, de acuerdo al artefacto social al que hagamos referencia, por ejemplo, se puede ser a la vez esposo, padre, miembro de una Junta de Condominio, contribuyente de impuestos nacionales, dueño de un inmueble, trabajador, profesional, miembro de un grupo de interés, etc. En cada artefacto se es un artífice distinto, con diferentes funciones y obligaciones, derechos y deberes, capacidades y privilegios.

Dentro de los documentos que dan vida a cualquier artefacto, se encuentran el método y estilo con los que se conducen sus miembros, es decir, la manera en que se disponen los medios para acometer los fines organizacionales. De modo que existen unos objetivos declarados y unos medios para alcanzarlos que constituyen la organización en sí. Al proceso para generar las reglas con que estos medios se disponen para el logro de los objetivos de la organización, se le llama Planificación. Al proceso para ejecutar los planificado se le llama Gestión. De manera que Ud gestiona lo planificado de acuerdo a las reglas que estableció en su documento fundacional para alcanzar los objetivos que se trazó desde un principio.

Con estas bases diremos ahora, que la importancia de una constitución para un país es de orden superior, puesto que es allí donde se definen los aspectos primarios que constituyen la vida nacional, en la perspectiva del interés general de sus miembros, y de estos respecto a otras naciones. Este orden superior puede ser producto de la elaboración social de sus miembros, como lo es en Venezuela desde 1999 y ahora, con el llamado a conformar la Asamblea Nacional Constituyente. A este modelo político se le llama Democracia Participativa y Protagónica. Por otra parte, el orden superior al que hacemos referencia, también puede ser producto de un pacto entre grupos de poder de diferente índole, como lo es en la mayoría de los países sometidos al coloniaje o al terrorismo de Estado, donde los sujetos se entienden incapaces políticamente para darse su propio gobierno y son representados por otros supuestamente más capaces. A este modelo político se le llama Democracia Representativa. La calidad social de la conformación del Estado a través de una amplia participación social de sus nacionales, en tanto sujetos políticamente hábiles que ejercen el poder en forma directa, es muy distinta y mucho más elevada que aquella donde estos sujetos son simplemente representados por otros, cuyos intereses de clase, normalmente se colocan por encima de los intereses generales. Por ello,  la garantía de bienestar de las grandes mayorías, nunca está en los propósitos declarados y mucho menos en los practicados, por las élites gobernantes de la mayoría de los países que se autodenominan democráticos. El valor que reviste la sola convocatoria al Poder Constituyente, el verdadero poder originario, ejercido por el pueblo, es un acto del más elevado calibre democrático, razón por la cual, banalizar, desvirtuar u obstruirle mediante la violencia es un acto  antidemocrático y profundamente destructivo, destinado a infundir un terrorismo político que amenace al pueblo lo suficiente para inhibir la participación política y dejar en manos de minorías organizadas, lo que es de todos y lo que más interesa a las masas.

El ejercicio del terrorismo político ha logrado legitimar a través de una participación incipiente y minoritaria, los intereses de las élites. Este es el caso del reciente proceso electoral en Colombia mediante el cual unos 6.4 millones de electores dijeron NO A LA PAZ,  frente a 6.2 millones que dijeron SI A LA PAZ, mientras 22 millones callaron o fueron callados. A esos 22 millones de electores se les inhibe de participar políticamente mediante múltiples mecanismos para mantenerlos apáticos, aterrorizados, desmovilizados, desinformados, totalmente ajenos al ejercicio de participación democrática, cediendo forzosamente su derecho  para que una minoría organizada, siga controlando el poder. El proceso de paz en Colombia es controlado para hacer de él, un mecanismo de legitimación de las élites y no un proceso democrático. Esta amenaza regional, tiene todo que ver con el avance de los poderes fácticos sobre nuestros pueblos, tiene todo que ver con  la dominación como única vía de relacionamiento político que plantea el capital en detrimento de la diversidad política, económica y social mundial, ahora sometida a un proceso de balcanización, donde el origen de los conflictos nacionales se identifica con el origen del conflicto internacional.

En Venezuela,la expresión del conflicto internacional se expresa a través de la guerra y el control del sistema económico. La oportunidad de transformar esta realidad, pasa por transformar las bases constituyentes del sistema económico, ya no el que está plasmado en la Constitución, puesto que es una tarea avanzada por la Asamblea Nacional Constituyente de 1999, sino las que permanecen agazapadas, silenciosas e intactas en el resto de los elementos del sistema de distribución de la riqueza productiva de la Nación Venezolana, vale decir, de una de las naciones más ricas del mundo. Aquello que la Revolución Bolivariana no ha tocado todavía, aquello que permanece vigente y que no responde al interés general, sino que es el pesado arrastre del sistema imperante, debe ser transformado de raíz, debe ser sustituido por los nuevos diseños económicos, productivos, distributivos, financieros, generadores, alternativos al capitalismo. La ocasión de convocatoria a la ANC es la oportunidad histórica de completar la tarea iniciada en la hora de nuestra independencia, seguida en la hora de nuestra declaración de soberanía y representada en el Proyecto Bolivariano. Es la oportunidad del ciudadano de a pie, de plantearse desde la esfera de su accionar político, una postura de clase y un nuevo diseño de relación con el mundo. Es la oportunidad que tiene usted y que tengo yo, de cambiar aquello que nos toca la piel desde las normativas más elementales hasta los tratados internacionales. Acceda a conocer lo que estos instrumentos significan para su vida y para las generaciones futuras y no pierda la oportunidad de hacer suya la historia. El Presidente Maduro, abrió la puerta. No permita que se banalice la discusión, haga valer sus sueños, sus aspiraciones, sus derechos los de sus hijos, exija la solución a los problemas más profundos, exija que se discuta lo verdaderamente importante. No permita que lo aterroricen y lo encierren en su casa para no participar, ejerza su derecho y su deber de corresponsabilidad ante el país, apodérese de esta herramienta que la historia generó para darle vida a la humanidad consciente y cada vez mas numerosa que apunta a la justicia,  la equidad, a los grandes valores humanos y a la felicidad de los pueblos.

Hay un peligro latente en este proceso, y es el peligro de atropellar con la tiranía de lo urgente, a lo verdaderamente importante y trascendente que es transformar la estructura económica desde su mismo diseño.  Hay peligro en dejar fuera de la discusión, a los enemigos silenciosos que están en las normas inferiores que no guardan correspondencia con la Constitución. Hay peligro en no revisar, desconocer y/o denunciar los tratados internacionales que mantienen y perpetúan unas relaciones basadas en la violencia desde el lenguaje de la deuda. Pero por encima de estos peligros, hay una oportunidad, no la deje pasar. Participe

Marianny Rosado Prieto

Contactos:
mariannyrosado@gmail.com
@mariannyrosado en twitter

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